A todos los brazos solidarios y mentes concientes:
Ya hemos pasado más de tres semanas enjauladas/secuestradas en manos del Poder; esto nos ha llevado a tener una cotidianeidad en la que hemos hermanado discurso, creando lazos más fuertes, reanalizando temáticas que nos aportan tanto a nosotras como a lxs hermanxs mapuche: la famosa Ley Antiterrorista, que no es más que la acción represora del Estado en contra de todx aquel o aquella que tiene el arrojo de rebelarse, contra el mundo organizado, contra el pueblo-nación mapuche. Ley que no es más que un resabio de la dictadura de Pinochet, que contiene la doble competencia judicial, civil y militar; siendo esta última, la forma más dura de ejercer su llamada “justicia”, con facultades desmesuradas, indebidas y abusivas, donde los honorables fiscales no escatiman esfuerzos para mediatizar montajes, pagar/inventar “testigos ocultos” para acreditar sus profesionales investigaciones, que cuentan con torturas, persecuciones y hostigamiento a familiares y amigxs de lxs imputadxs. Legislación creada para combatir las luchas sociales, que no entrega las mínimas garantías de un debido proceso, Ley que hoy es utilizada para defender los derechos del empresariado, para proteger los intereses capitalistas.
El gobierno de los poderosos, por medio del Ministerio del Interior ejerce presión al poder jurídico, demostrando que no existe la tan mentada autonomía en la separación de poderes; utilizando la nula objetividad de los medios de desinformación formales, quienes acallaron por más de 50 días la Huelga de Hambre de los Hermanos Mapuche. Siendo ésta, un medio de presión, donde el cuerpo se legitima como arma, donde se manifiesta un grito que trasciende cualquier muro y cualquier frontera… la acallaron, convirtiéndose en cómplices de esta nueva masacre en la Araucanía, que por medio de la Ley Antiterrorista, pretende brindar tranquilidad a los latifundistas y a las forestales; esto no es más que el modelo segregador y discriminatorio heredado del autoritarismo militar.